Skip to main content

¿TIERRA DE NADIE?

Por: Alonso de León\r\n\r\nEra martes y en Polanco en la Ciudad de México, sucedía algo inédito en la vida del país, tres aspirantes de las tres principales fuerzas políticas del país se reunían abiertamente a negociar los términos de un debate público, previo a ello quedaban solo dos debates realizados en México, nos estrenábamos en esto de la democracia y asomando la cabeza por la ventana, nuestros televisores, nos encontraba la expectación, era el fin de siglo, el año 2000 y Mayo el último mes de campaña electoral, así de la nada y sin saber porque surgió el Hoy, hoy, hoy del candidato Vicente Fox que insistía que en ese mismo día se arreglara todo para realizar el debate en el World Trade Center de la Ciudad, para alguien que habría esperado por mucho tiempo debatir abiertamente no había tiempo que perder, el carácter frontal y directo, se contraponía a los formas y mesura de los políticos capitalinos, de una parte se leía terquedad, por la otra miedo y excusas para no debatir, ambas cosas comprensibles. \r\n\r\nEsta anécdota de la vida política nacional es algo que la espontaneidad nos regaló, como fotografía de lo que la mente de muchas personas se piensa debe ser la actitud para resolver las cosas, en donde la prontitud o la disposición a la acción pareciera que se contrapone a la previsión y planeación de las mismas, los problemas nos alcanzan y nos brincan, como si fuéramos un obstáculo, lidiamos con la urgencia de la incontinencia de nuestros devenir, nos encuentra con los pantalones puestos, aquella necesidad que nos estruja, puesto que ya no hay tiempo que esperar. \r\nLos decálogos para hacer frente a la urgencia los venden en las esquinas merolicos asustados por su vida, pensadores solitarios escribimos ambiciosos sueños de como si es posible, los peores, los que continuamente se ven al espejo para que este les diga y confirme su derecho a decidir, por la simple imagen que ven o por su apeido, y muchos creen. Los problemas campean sin fronteras de facultades, ni mandatos, periodos electorales o de gobierno, se burlan de lo efímero de nuestras vidas y nuestra necedad de querer resolverles, de nuestro interés apasionado al mostrar nuestra idea sobre cómo hacerlo, incluso de como entregamos nuestro tiempo a ello. \r\nEs así que emprendemos el camino a la solución de los problemas públicos, los cuales muchos, están en tierra de nadie, huérfanos de padre y madre, en situación de calle, en lugar donde nadie los ve, ni los oye, mostrencos, en la banqueta o los lugares donde pasamos, al fin problemas nadie responde por ellos, todos nos sentimos orgullos de la victoria y nos la adjudicamos, de la derrota sucede lo contrario, ante nuestra indiferencia, pasan los problemas de la ciudad, los batallamos, tanto, que hemos decido pagar a alguien para que los resuelva, lo hemos embestido con aquel don de mando, que por estatuto se lo adjudicamos, ya tenemos al responsable, lo colgaremos por todos nosotros y así expiaremos nuestras buenas conciencias. \r\n\r\nEl embestido entendió la necedad de sus representados, entonces usa su poder hacer para consigo y no para los demás, algo le debe dejar el ser el cordero de expiación de la cosa pública, aguantar sus mentadas de madre cada segundo, sus vibras y malas intenciones, los problemas pueden esperar, entonces la inmediatez se torna de otro color, nos urge mucho quedar bien, disminuir la ira del gobernado, así creamos al señor despensa, o la señora, que en el lenguaje se exhibe sin querer, queriendo, bajan no presupuestan, atienden la urgencia y lo recurrente, conviven con la prontitud, desarrollan habilidades de cabildeo y lobby, para barajear las cartas de la escases, ello les dice al oído que se merecen más, que su capacidad de comprensión del sistema les merece más arriba, les toca, la luz, pues administran el problema y lo conocen, en la urgencia. \r\nAsí corriendo, todos quieren que hoy quede resuelto todo, no va ser así, tampoco la respuesta está en el señor despensa, o en el que escribe, la sangre que corre por el atril de tanto que lo mandan a la chingada al que le hemos llenado de responsabilidad, no nos exculpa, se la limpia con su dinero y ambición. Hemos puesto tiempo corto al responsable pues nos da miedo el poder que le otorgamos, pues hemos renunciado a él, nos asusta, nos responsabiliza, así inventamos las elecciones, derivado de nuestros miedos, buscamos exhibir al contrario lo mas pronto posible, creemos resolver en 15 minuto los problemas, que sabemos no los podemos resolver mientras la gente que es responsable de esos mismos problemas no tome los mismos como propios.\r\nAsí nadie comprende, porque alguien quiere ser sacrificado, al menos que le guste el periodo de engorda, el salvado llena las barrigas de muchos, los sacia, todos comprenden el método, todos saben el tamaño de su cuota como responsable de cualquier problema público, pero lo hemos dejado abandonado, cortamos rápidamente el cordón umbilical y lo abandonamos en las orillas, en donde no lo escuchemos más, nuestra cultura de la inmediatez, nos vende como personas de acción, pero nos exhibe como cómplices de nuestra incapacidad colectiva de sumar, de trabajar en equipo, de asumir nuestra responsabilidad que es compartida.\r\nNos cuesta tanto trabajo el tiempo, que ya no esperamos, nos vencimos, decimos que todo ya está decidido, lo que es cierto, pues hemos renunciado a nuestra responsabilidad y como consecuencia a nuestro derecho, así va ser a pesar de las excepciones, reconocibles, que no pueden solos con semejante mayoría. Nos parece que las cosas públicas, como las bancas en los parques, las calles, no son de nadie, cuando son de todos, el estado de la calle, la vida pública de la calle, es nuestro estado público, nos dice que tan capaces somos para responsabilizarnos de nuestras cosas, de nuestra calle, que es de todos.

Comparte esta nota

Esta nota tiene 4 visitas

Compártenos tu opinión
TECATE Clima

Últimas Noticias